Prometió que no volvería, pero no pudo cumplirlo, necesitaba volver una última vez a aquel lugar, triste y desolado, que le había visto crecer antes de abandonarlo todo. Siempre había sentido que no pertenecía a ese mundo, o bien no quería pertenecer, y quería salir en busca de su propio mundo en vez de vivir en el de otros. Pero para ello todo debía desaparecer.
Había conseguido liberarse de todas las cadenas que le ataban a ese lugar, todas excepto una. Un álbum de fotos. Quería contemplarlo todo antes de su marcha. Entonces, cogió el álbum y lo quemó, ya no quedaba rastro de su pasado, tan solo el recuerdo de las llamas y las lágrimas en sus ojos.