El día que me desperté de un sueño

Todo comenzó un día que me fui a la cama, no sabía lo que me esperaba.
Empecé a soñar un sueño maravilloso, no era perfecto seguramente pero a mi me lo parecía. Un sueño que a veces se convertía en pesadilla, pero al poco volvía a ser sueño.
Tantas locuras guarda ese sueño, tantos lugares, tantas palabras, tantos sentimientos…
Un sueño que muchos desearía tener. Era un sueño que no se puede imaginar, ni tocar, ni pensar tan solo lo puedes sentir. Parecía no tener fin, pero como sucede cada vez que sueñas al tiempo te despiertan.
Aun puedo sentir el sueño dentro de mi, abrazándome cada instante y todos me dicen que con el tiempo se ira yendo, se ira desvaneciendo. Y es cierto, cada minuto siento como el sueño me abandona y siento que nunca volveré a soñar.
Pero hay algo que nunca se ira, y es el recuerdo de aquel sueño que por siempre estará guardado en lo más profundo de mi ser.

¿He vivido?

abandoné mi hogar para buscar la felicidad absoluta, y asi evitar descubrir el dia de mi muerte que mi vida habia sido en vano. Y en vez de eso me di cuenta de que me habia pasado toda la vida buscando respuestas a una pregunta que desconocía.

Apesar de que...

a pesar de que lo bueno sea malo...
a pesar de que tengas todo el aire pero te cueste respirar...
a pesar de que las risas sean amargas...
a pesar de que la compañía se disfrace de soledad...
a pesar de que el viento no sople...
a pesar de que te pierdas del camino...
a pesar de el miedo te ciegue...
a pesar de que busques respuestas y encuentres preguntas...
a pesar de que el tiempo se te escape...
a pesar de que pierdas las razones...
a pesar de que sientas la agonía ...
a pesar de que haya miedos en tu confianza...
a pesar de que haya mentiras en tu verdad...
a pesar de que las lágrimas quemen tus ojos...
a pesar de que el optimismo te abandone...
a pesar de que un error te lastime...
a pesar de que te cueste sonreir...
a pesar de que no encuentres motivos para ser valiente...
a pesar de que el silencio se vuelva ruidoso...
a pesar de que la diversión sea un trabajo...
a pesar de que la inseguridad te invada...
a pesar de que el sol se apague...
a pesar de que los sueños se transformen en pesadillas...
a pesar de que todo parezca nada...
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡COMIENZA DE NUEVO!!!!!!!

APRENDER A MIRAR


Nueva ciudad, nueva casa, nuevos amigos, nueva vida…
Melisa, tras un terrible incendio que se había llevado todo se muda;  sus fotos habían sido devoradas por las llamas, sus recuerdos ahora eran cenizas, y sus padres pensaron que era una buena oportunidad para cambiar de aires, siempre buscando el lado positivo de las cosas.
Melisa tenía  quince  años cuando se mudó a aquella triste y desolada ciudad, que cambió con la llegada de aquella peculiar familia. Entonces era muy distinta. En tres años la ciudad había cambiado en todos los aspectos; las calles eran frías y negras, con caminos pedregosos y luces monótonas que apenas iluminaban el camino, los edificios de diferentes tamaños y aspectos pero a la vez todos iguales, todos blancos o grises, alguna que otra casa mezclaba el negro debido a un incendio leve ocurrido en el pasado. Lo único que daba color a aquella ciudad eran los escasos árboles que había por las aceras y en los parques, pero estaban casi secos, con unos tonos marrones daban un toque otoñal permanente.
A Melisa le parecía la ciudad más triste que había visto jamás, pero a su padre le gustó, pensaba que podría traer su arte a aquella apagada ciudad, y tenía razón. Aquella melancólica cuidad se tornó en tapiz de colores con la llegada de Melisa y sus padres.
El padre de Melisa era pintor abstracto, por lo que al llegar a su nueva casa lo primero que hizo fue pintar la fachada de su casa con extravagantes colores y figuras que nadie cabía a entender.
Pronto sus vecinos copiaron la idea, y le pidieron al artista abstracto que pintara las fachadas de sus casas y edificios.
Así poco a poco las antiguas calles monótonas y pedregosas se transformaron en calles con color, cada una diferente a la otra y con farolas que irradiaban luz para dejar ver lo hermosos dibujos que nadie comprendían pero que a todos les gustaban en mitad de la noche, los edificios ahora eran todos diferentes con colores armoniosos y figuras impactantes, hasta los arboles desprendían arte, fueron pintados con diferentes tonos de verdes formando lo que parecían cuadros abstractos.
En tres años todo había cambiado, el color gris o el negro ya no tenían lugar en aquella ciudad llena de color. Pero aun quedaba un edificio que no estaba terminado, era el más grande y el más triste de todos los edificios, situado justo en el corazón de la ciudad, se elevaba majestuosamente con unos colores oscuros y melancólicos, con las paredes gastadas y fracturadas por el tiempo. El padre de Melisa llevaba meses trabajando en aquella estructura y, como consecuencia, Melisa no lo podía ver a menudo, pero como estaba estudiando para los exámenes finales no le prestó mucha importancia, solo quería verlo en sus dieciocho cumpleaños que sería dentro de una semana.
Estaba muy nerviosa y solo quería un coche como regalo, más bien lo deseaba.
Al llegar el esperado día su padre pidió que le acompañara para poder darle su regalo; ella emocionada le siguió. Mientras iban en el coche del padre una sonrisa se le dibujaba en el rostro, estaba segura de que iban al taller o a la tienda a por su coche, pero se detuvieron en frente del majestuoso edificio ya terminado de pintar.
El padre miro a la joven y le dio un regalo, al abrirlo era un cuadro, con la misma pintura que había sobre la fachada del edificio; su regalo era el dibujo del edificio, para ella aquella imagen era incomprensible, nunca había entendido el arte abstracto y solo veía un montón de colores que se mezclaban unos con otros.
No entendía por qué le había regalado eso su padre, y su decepción fue tal que no pudo disimularla y se marchó, aun le quedaban algunos exámenes por lo que decidió quedarse en casa de una amiga para estudiar mejor, y para ver si así se le pasaba la decepción.
Al pasar la primera semana recibió llamadas de su padre, pero las ignoró; luego de su madre, por lo que decidió apagar el móvil y seguir con los estudios.
Pero cuando llegó a casa se lamentó de haberlo hecho.
Al regresar  encontró a su madre llorando en el salón, buscó a su padre, pero no lo encontró; su madre le explicó que desde hacía mucho su padre estaba muy enfermo, tenía cáncer.
No quería decírselo a Melisa para no preocuparla, pues era innecesario al no tener  cura y solo lograrían distraerla de sus estudios.
El padre había muerto hacía cuatro días. Entonces una gran tristeza envolvió a Melisa; su último recuerdo de su padre era un enfado por una estupidez.
No tenía muchas fotografías de su padre, pues se habían perdido en el incendio, y al llegar a la nueva casa no habían tenido tiempo de hacer muchas fotos, pero las que tenía las guardaba con cariño.
Al poco tiempo llegó una buena noticia, había sido admitida en la facultad que ella quería, solo había un inconveniente; estaba al lado del edificio en el cual se hallaba el regalo de su padre.
Cada vez  que lo veía sentía que la nostalgia recorría su cuerpo y se apoderaba de su corazón, y un odio hacia ella misma.
Día a día pasaba por delante del edificio y no podía evitar soltar una lágrima; pero un día vio a un joven observando detenidamente la pintura de la fachada; se acercó a él y comenzaron a hablar del dibujo.
El joven estudiaba la carrera de arte y quería exponer un trabajo sobre las figuras que aparecían la pintura, ya que le transmitía algo, aunque no sabía muy bien que era.
Cuando Melisa le contó quien era ella la felicidad le iluminó la cara al joven, pero en poco tiempo se torno en tristeza al oír la historia.
Melisa decidió ayudar al joven con su trabajo, así, tal vez, lograría entender el arte abstracto, pero fue una tarea difícil, el dibujo era muy difícil de entender, parecía no seguir ninguna lógica.
Pero un día el joven tuvo una clase sobre los collages y lo vio claro, el extraño dibujo no era otra cosa sino un collage, por eso no entendía nada de las figuras.
Salió corriendo de la clase y buscó a Melisa. Hicieron una fotografía al dibujo y la imprimieron lo más grande que pudieron, luego lo recortaron y, como si fuera un puzle, comenzaron a unir los trozos.
A medida que más piezas  unían, más clara se hacían las imágenes, y cuando terminaron, Melisa; no podía creer lo que veía.
Toda su vida estaba en aquel dibujo, las fotografías perdidas en el incendio, ahora, estaban delante de ella.
La primera era su padre con una enorme sonrisa y un bebé en brazos, otra era ella en  una bicicleta y su padre enseñándole a montar… así en todas las imágenes aparecia ella con su padre en momentos felices de sus vidas.
Hasta la última, en la que aparecía el padre y ella delante del majestuoso edificio con la fachada pintada, sin duda era su dieciocho cumpleaños.
No pudo evitarlo y rompió en llanto.
Pero abajo del dibujo podía leerse una frase que decía: MIRAR ES APRENDER A VER LO QUE A SIMPLE VISTA SE HAYA OCULTO.
Entonces reparó en que había pasado por allí tantas veces que había visto el cuadro miles de veces, pero nunca se había detenido a mirarlo.




el camino

No hay nada a mi alrededor, ni árboles, ni casas, ni agua, solo un camino que no lleva a ninguna parte y yo. Me dispongo a ir en linea recta hacia donde me lleve este extraño camino que parece no tener fin, pero hay obtáculos, enormes piedras negras que hay que rodear, unas son fáciles, otras difíciles, pero sea como sea las tengo que superar. De repente cayó la noche, todo esta negro y tengo miedo, me siento perdida, inmersa en esa enorme oscuridad y la noche se hace eterna, pero sigo mi camino, ya no se ven las piedras y choco contra ellas. La noche es siniestra, pero por fín veo una luz, pequeña y débil. Me acerco y te veo, eras tú, sonriente en medio de la oscuridad con una pequeña vela, me tiendes la mano y yo la cojo, la oscuridad desaparece, el sol vuelve a brillar, las piedras se vuelven visibles pero son mas pequeñas ycon tu ayuda son mas fáciles de saltar... y el camino ya no extraño... sino conocido y con un destino.

Soneto

ser un pajaro encerrado ¡ enjaulado ! 
en un lugar no oscuro, tampoco claro  
yace el pájaro más hermoso y raro, 
un pájaro que ha sido desalado 
permanece por siempre encadenado, 
solo sueña con volar sin reparo, 
pues ha de pagar el precio más caro,
siempre encerrado y nunca liberado. 
La libertad ¡ oh ! dulce sentimiento, 
sueño roto del cual él será dueño, 
sueño roto de volar con el viento. 
Que quiere sentirlo y pone el empeño, 
pero desaparece con dolor lento 
mientras él se queda con el sueño.

LA CIUDAD

Una ciudad gobernada por el caos, la única línea de defensa era la policía.
En la capital había asociaciones de todo tipo: ladrones, mafiosos e incluso asesinos; estos últimos eran los más peligrosos, lo mismo robaban que mataban. Nadie escapaba a ellos, a pesar de ser los más escasos; pero aún estos temibles maleantes debían respetar a un hombre que se llamaba Roger Ckoock. Pocas personas lo habían visto, y aquellas que tuvieron tal privilegio fueron asesinadas sin dejar pruebas.
Lo que más le gustaba a Ckoock era carbonizar a sus víctimas, para ver el pánico en sus ojos y no dejar pruebas. Sólo dejaba restos de cigarros y un mechero negro.
Todos le temían y no había semana que no saliese su nombre en las noticias o el periódico. Traía de cabeza a muchos agentes de policía que no conseguían dar con él. Un día, un policía perteneciente al Centro de Operaciones, el Extremeoffenders, que era el grupo de agentes más importante de toda la ciudad, que llevaba doce años con el caso de Ckoock, recibió una llamada de emergencia. Él y su compañero debían ir a un descampado en el cual se habían oído disparos. Decían que allí se encontraba uno de los asesinos más buscados. Era la oportunidad perfecta de dar con Ckoock. Si lo arrestaban, tenían posibilidades de que les dijese dónde se encontraba.
Cuando los dos defensores de la ley llegaron, contemplaron la escena. Allí, en el inhóspito lugar se estaba produciendo un tiroteo entre una banda de ladrones y los asesinos. Sabían quiénes eran los asesinos puesto que portaban máscaras rojas mientras que los ladrones llevaban pasamontañas. Los policías se mantuvieron a cubierto, esperando a los refuerzos; aunque cuando finalizó el tiroteo, los asesinos se marcharon, mientras el cabecilla se acercaba a los cadáveres. Entonces se quitó la máscara. Los policías no daban crédito a lo que veían: era un alto ejecutivo conocido por todos. Uno de los policías se puso en pie y dijo:
- ¡Señor Steve, tire el arma! ¡Queda arrestado por asesinato!
El criminal, al darse cuenta de que lo habían visto y reconocido, comenzó a disparar contra nuestros defensores. El joven fue herido en el hombro. Inmediatamente el compañero fue a socorrerlo y mientras pedía una ambulancia fue alcanzado mortalmente.
El policía se despertó en el hospital. Le comunicaron que había estado inconsciente tres días y que su compañero había muerto en el tiroteo.
Los agentes le pedían que testificara si recordaba algo y él no lo dudó. Quería vengar a su compañero y contó todo lo que recordaba.
Al cabo de dos días se celebró el juicio en el cual nuestro joven debía testificar, y allí delante de todos, miró fijamente al asesino y dijo:
- Yo, Ray Stoock, juro decir ante este tribunal la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Y declaro que vi a ese hombre matar con una pistola a dos personas y disparar a mi compañero.
Tras muchas declaraciones, el juez dijo que la sentencia se haría pública lo antes posible.
Ray se levantó y cuando se dirigía a la puerta se cruzó con el asesino. Este le murmuró:
- Cuando salga, te aseguro que te destruiré.
Ray se quedó mirándolo mientras desaparecía tras la puerta del tribunal.
Al día siguiente, estaba Ray viendo las noticias con su novia cuando escuchó una que hizo que se estremeciera. Habían soltado a Steve. Decían que había falta de pruebas, ya que el testimonio de Ray era dudoso tras pasar varios días inconsciente. No obstante Steve fue despedido de su trabajo.
Ray, al escuchar esto, se levantó del sofá y se fue. Tenía un caos de sentimientos. Sentía rabia, miedo, decepción…
Cuando volvía a casa escuchó unas sirenas; un hecho nada especial, puesto que en aquella ciudad era normal escucharlas a diario. Sin embargo, al volver la esquina y ver que aquellas sirenas se dirigían a su casa, un escalofrío le recorrió la espalda. Entonces lo vio. Steve estaba en la acera de enfrente. Se dirigió hacia él y Steve dijo:
- ¿Qué pasa, Ray?
- Steve, no eres muy listo. Si llamase ahora a la policía…
- No seas ingenuo, Ray. Me soltarían por falta de pruebas. Únicamente estoy dando un paseo. Además Ckoock me proporciona protección. Es a él a quien deberías temer. Pronto le informaré de ti y acabarás quemado por uno de sus mecheros negros mientras se fuma un cigarro.
- Acabarás pudriéndote en una celda, o mejor, muerto.
- A veces, Ray, las cosas no salen como a uno le gustaría.
Y con una sonrisa en la cara se fue.
Ray corrió hacia la casa. Los agentes le informaron de que la joven, su novia, había muerto. Entonces, lleno de una ira incontrolable, Ray se fue para matar a Steve.
Fue a la oficina de policía, donde estaban todos los datos de las personas de la ciudad. Esta base de datos estaba protegida por una fuerte red de seguridad, puesto que si algún delincuente conseguía entrar en su sistema; obtendría información de toda la ciudad, y nadie estaría a salvo.
Ray tenía la “llave maestra”, por lo que podía obtener la información que buscaba de Steve sin ningún problema: que lugares suele frecuentar, dónde vive… Pero debía buscar todo eso sin llamar la atención, ya que si sus compañeros lo descubrían podrían sospechar de sus intenciones, y abrirle un expediente, pero al introducir las claves y el nombre de Steve en el ordenador, no pudo evitar mostrar en la cara su enfado y decepción. ¡No había datos de Steve! ni domicilio, ni lugar de trabajo, ni si quiera ficha de nacimiento; simplemente no había nada.
Consultó diversas bases de datos, en diversos lugares, buscó en ciudades vecinas. No daba crédito a lo que veía, ese hombre era como un fantasma.
Harto de buscar sin encontrar nada, decidió ir a buscarlo a las calles, preguntando a todos los ladrones y mafiosos, pero seguía sin encontrar rastro de Steve.
Finalmente fue a buscar la información a los asesinos, ellos debían saber donde se encontraba.
Llegó a la casa donde se reunía el grupo de asesinos que Steve dirigía, entonces con la rabia dibujada en su rostro, entró por la puerta principal dispuesto a obtener la información que estaba buscando.
Cuando Ray entró solo se oyeron disparos, luego todo quedó en silencio y Ray salió de la vivienda con una expresión indescriptible en la cara, ya sabía dónde encontrar a Steve. Hacia allí se dirigía con la firme intención de matarlo.
Lo halló en un aparcamiento de camiones. Allí cruzaron sus miradas y sacaron las armas. Entonces Steve dijo:
- Por fin te encuentro, Ray. Acabaré contigo aquí y ahora.
Se escuchó el batir de alas de un pájaro y se inició el tiroteo. El bidón de un camión fue agujereado y la gasolina comenzó a correr por el suelo. Finalmente, Steve fue alcanzado. Ray se acercó a él, y mientras agonizaba en el suelo, lleno de gasolina, dijo Steve:
- Vaya, vaya, así que al final te convertirás en aquello que tanto odias y has perseguido tan fanáticamente, y con el primer asesinato te convertirás en uno de nosotros; vivirás como un convicto el resto de tu miserable vida y al final te mataran o acabarás en la cárcel. Me alegra ser el causante de tu completa destrucción. Lo que no conseguí en vida lo conseguiré en la muerte – Entonces sonrió y añadió: – Espero que alguien ponga el mismo interés en matarte a ti.
- Mira bien mi rostro, Steve. Di mi nombre.
- Nunca lo olvidaré. Es Ray Stoock.
- Sí, ése es mi nombre de calle. Mi auténtico nombre es Roger Ckoock. Esto sólo ha sido una leve pausa en mi vida. Volveré a mi casa y todo seguirá igual… bueno, con novia nueva. Me desafiaste y por eso ahora estás muerto. ¿Qué pasa, Steve? A veces las cosas no salen como a uno le gustaría ¿No?
Entonces, la cara del hombre herido se quedó pálida, mirándolo con ojos de espanto mientras este se alejaba encendiendo un cigarro y tirando el mechero negro al suelo lleno de gasolina.

Video para reflexionar

Se de muchas personas que no se valoran, que creen que no valen nada, ya sea por algo que les ha pasado o por algo que alguien le ha dicho.
Despues de una caida todos pensamos que no valemos nada, unas personas tardan poco en levantarse, otras tardan más... pero hay gente que ni intenta levantarse tras sufrir la caida y, a mi parecer, todos debemos levantarnos, todos valemos mucho.
Espero que este video exprese mejor lo que deseo expresar.

 

 Aquí les dejo un enlace en el cual encontraran relatos escritos por otras personas que, en mi opinión, merecen ser leidas, hacen reflexionar y algunas pueden robarle una lágrima o una sonrisa.



EL ALBUM DE FOTOS

Prometió que no volvería, pero no pudo cumplirlo, necesitaba volver una última vez a aquel lugar, triste y desolado, que le había visto crecer antes de abandonarlo todo. Siempre había sentido que no pertenecía a ese mundo, o bien no quería pertenecer, y quería salir en busca de su propio mundo en vez de vivir en el de otros. Pero para ello todo debía desaparecer.
Había conseguido liberarse de todas las cadenas que le ataban a ese lugar, todas excepto una. Un álbum de fotos. Quería contemplarlo todo antes de su marcha. Entonces, cogió el álbum y lo quemó, ya no quedaba rastro de su pasado, tan solo el recuerdo de las llamas y las lágrimas en sus ojos.

LA ESPERA

No recuerdo el por qué estuve esperando, el por qué de aquella esperanza, el por qué de aquella oscuridad. estaba en un lugar perdido en ninguna parte, permanecía allí, sola en medio del silencio, en medio de la nada. Desde el lugar en el cual esperaba se podía ver la salida de la oscuridad... al final habia una luz y un camino, la libertad en todo su esplendor, pero me quedé allí con mi esperanza que venían de un lugar desconocido de mi misma. No se a quién estaba esperando, quién debía venir, solo sé que algo me decía que debía esperar. No se cuanto tiempo estuve allí; los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses, los meses en años. Ví el tiempo escaparse por aquel camino y finalmente tomé una decisión. Esperé y esperé durante mucho tiempo pero comencé a caminar para buscar a quien había estado esperando.

EL MIEDO

En muchos lugares del mundo hay miles de personas que tienen miedo, miedos diferentes, a diferentes cosas. A nadie le gusta sentir miedo, es una sensación que te invade, te atrapa, te consume. Cuando te envuelve el miedo ya no hay forma de escapar, y eso le pasaba a una joven que vivía en algún lugar de ninguna parte, en un pueblo sin nombre. La joven cada vez que llegaba la noche el miedo se apoderaba de ella, a medida que avanzaba la oscuridad el miedo crecía en su interior.
Cada noche que pasaba se sentía más sola. Y temía al atardecer, pero tenía dos sentimientos hacia este. Por una parte le fascinaba ese color rojizo que tomaba el sol y como transformaba todo lo que le rodeaba, pero por otro lado le aterraba pues luego llegaría la oscuridad inevitablemente. Pero ella siempre iba a un banco a verlo, y antes de que oscureciera se iba a su casa.
Un día cruzó la calle como siempre y se sentó en el banco a ver el atardecer, pero esta vez rompió a llorar, no quería que llegase la oscuridad, y un escalofrío recorrió su espalda.
Lloró durante horas, pero al levantar la vista el sol seguía allí, con el tono rojizo. La joven no podía creérselo, una sonrisa iluminó su rostro tras pensar que ya no volvería a sentir miedo, pero esa sonrisa no duró mucho, pronto se volvió en angustia, puesto que en aquel extraño lugar en donde no existía la noche no había nadie, únicamente ella.
Pasaron varios días, y ella seguía buscando a gente, pero no encontraba a nadie, permanecía sola en su casa tumbada en la cama, pero un día sintió un estremecimiento que hizo que se levantara de un salto de la cama, sintió la necesidad de asomarse a la ventana y comprendió que su temor volvía, el sol comenzaba a bajar lentamente sin que ella pudiera evitarlo. Empezó a oscurecer hasta que todo quedó negro y en completo silencio. Estaba sola en medio de la oscuridad, calló al suelo, quería gritar pero no podía, notaba unas cuerdas alrededor de su cuerpo, intentaba respirar pero algo se lo impedía.
La joven murió el 30 de Noviembre de 2010 a las 0:00 en la habitación del hospital, despertó a las 23:50 después de estar varios días en coma tras sufrir un accidente de tráfico mientras cruzaba la calle.

Un segundo


Un único segundo, que cosa más insignificante, más pequeña, no nos importa que se nos escape… un segundo… no es nada… nadie valora un segundo… y únicamente porque no nos damos cuenta de la importancia de un segundo.
La mentira mejor elaborada, puede durar años, para algunos esa mentira se convierte en verdad, su verdad, y en un segundo alguien puede desvelar el error y hacer que desaparezca… en un solo segundo… también alguien puede derrumbar el mundo de otra persona en un segundo, ya sea con una palabra o con un acto, tan solo necesita un segundo, un segundo te puede hacer libre, feliz, te puede cambiar y también puede hacerte preso, desgraciado… quien posea un segundo será el ser más poderoso
Si estas ocupado siempre, un segundo de libertad te puede hacer feliz… un segundo puede cambiar toda tu existencia… todo depende de cómo decidas vivir ese segundo. Y sin embargo nos negamos a verlo… seguimos despreciándolo, ignorando su fuerza, su grandeza, su importancia…
Porque al fin y al cabo...  ¿Qué es la vida? ¿Acaso no es la suma de los segundos? Y uno de esos, solo uno, es el que separa la vida de la muerte… y lo último que veras en esta vida es un segundo escapándose